El Galleguito junto al Tata Yofre.
Álvarez anuncia sin tapujos que buscará cerrar las universidades de creación más reciente. No solo las que desactivó Sandra Pettovello , sino muchas de las que abrieron sus puertas en la última década. "Lo guía el prejuicio y la frustración", interpretan entre los rectores.
El Galleguito, que hoy se presenta como "un enviado de las fuerzas del cielo", hizo toda su carrera política en el peronismo y fue de los primeros en desembarcar en el kirchnerismo. En 2003 acompañó a Tulio del Bono en la Dirección de Ciencia y Tecnología. También trabajó con Daniel Filmus y como asesor del diputado ultrakirchnerista Gustavo Marconato.
En 2020 se opuso a la ley del aborto y cuando fue sancionada decidió abandonar el peronismo. Tiempo después comenzó a orbitar en el planeta de LLA. En poco tiempo se transformó en una figura de ese universo. Y se volvió asiduo participante de la misa del Gordo Dan, uno de los hits libertarios.
En las universidades hubo sorpresa cuando se enteraron de la designación del Galleguito para un puesto que históricamente ocuparon ex rectores. "Es profesor en el CBC, nunca tuvo un cargo de gestión, ni siquiera dirigió una carrera", explicaron a LPO. "Le tiene bronca a las universidades públicas porque perdió concursos docentes en la UBA y en Villa María", explican. Justamente Villa María tiene presupuesto para pagar sólo un mes más de luz.
Álvarez asegura que en las universidades públicas se persigue a los libertarios e incluso pone como ejemplo a su propia hija. El Galleguito dice que le hicieron bullying por ser "pañuelo celeste". La hipótesis no parece corroborarse. "Seguro que muchos de nuestros estudiantes votaron a Milei, pero no existe militancia libertaria en las universidades", señalan.
Su relación con el secretario de Educación, Carlos Torrendell, dista mucho de ser buena. En un encuentro junto a rectores, Torrendell intentaba transmitir que aún no tenían claro cuál era el plan del gobierno para las universidades. El Galleguito lo interrumpió y lo contradijo. Desde ese momento, el titular de Educación dejó de convocarlo a las reuniones.
Otro rector lo calificó como un "advenedizo" y un "militante periférico del peronismo que nunca ganó una elección". Cuando escucha pedidos de aumento presupuestario, Álvarez amenaza con auditar las cuentas universitarias, incluso de años anteriores. Lo mismo que Milei con los gobernadores.
"Me pusieron para terminar con los curros", le repite el Galleguito a los rectores que pasan por su despacho para advertirle que si no actualiza los presupuestos las universidades públicas no podrán seguir funcionando.