Recluida en el Senado y con cuestiones judiciales, la vicepresidenta no aparece en público hace dos semanas, a pesar del pedido de Máximo Kirchner y de la necesidad del ministro-candidato de solidificar el voto duro para que no se vaya con Grabois.
Fue uno de los pedidos de la Argentina. El texto contó con el apoyo de Alemania, Francia, Brasil, España y México.