El objetivo era tener una vista limpia hacia la propiedad de CFK. La información fue detectada en el celular de Uliarte y surge de mensajes de audio con el agresor. Los días previos al ataque Uliarte habló con la tercera detenida, Agustina Díaz, sobre distintas estrategias para concretar el magnicidio. Tras fallar el intento, Díaz le reprochó a Uliarte que hubiese mandado «al tarado de Sabag» y le aconsejó que se deshiciera de su celular. Los investigadores pusieron el foco en quién financiaba al grupo.