El fiscal Pollicita presentó pedidos de once allanamiento de la empresa vinculada al exministro macrista Luis Caputo, entre ellos el hotel de Neuquén para el cual el líder del grupo neonazi dice que hizo trabajos de carpintería.  Cristina Fernández de Kirchner apeló la excarcelación del fundador del grupo ultraderechista e insistió en vincular a Revolución Federal con el intento de magnicidio.

Con sus resoluciones, los camaristas Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Mariano Llorens apuntan a cerrar la pesquisa sobre los vínculos de las personas que atacaron a la vicepresidenta y a mantener la causa del ataque separada del expediente que investiga a Revolución Federal. Los integrantes de esa violenta agrupación Jonathan Morel, Leonardo Sosa, Gastón Guerra y Sabina Basile fueron liberados pese a que hablaban de matar a CFK y a su relación con Brenda Uliarte, protagonista directa del atentado.

Los camaristas Leopoldo Bruglia, Mariano Llorens y Pablo Bertuzzi le indicaron a la jueza que investiga el ataque a la vicepresidenta que avance hacia el juicio oral de los detenidos Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Gabriel Carrizo. También le sugieren que apunte a la custodia de CFK, la Policía Federal y los militantes de La Cámpora. La decisión va en sentido opuesto a lo que reclaman los abogados de Cristina Kirchner: es decir, profundizar la pesquisa sobre las relaciones de los atacantes con agrupaciones de ultraderecha y los halcones de Juntos por el Cambio, así como investigar el financiamiento de los procesados. Por otro lado, la Cámara Federal ordenó la libertad de Agustina Díaz y confirmó la imputación de Carrizo.

En una presentación ante la jueza María Eugenia Capuchetti,  la querella de la vicepresidenta pidió medidas urgentes para profundizar la pesquisa y seguir pistas no exploradas. «Estamos ante una causa de enorme relevancia institucional y ante un tipo de delito para cuya investigación el tiempo es clave», advierte el escrito. En las últimas horas fueron allanadas las viviendas y secuestrados los dispositivos electrónicos de dos allegados a uno de los detenidos, Gabriel Carrizo, con quien intercambiaron sospechosos mensajes.