Patricio Finnen, creador de la temible Sala Patria y gestor del pago a Carlos Telleldín para desviar la investigación de la AMIA, habría actuado en los centros clandestinos que funcionaron bajo la órbita de la Secretaría de Inteligencia durante la dictadura. El juzgado detuvo a otros cuatro represores, dictó la captura internacional de un quinto e identificó un campo de concentración que estuvo activo en 1977.