El evento se usó, fundamentalmente, para denunciar que Cristina Kirchner es "víctima del lawfare" y no de causas por corrupción. Dicen que ese gasto fue "un disparate" en medio de la crisis económica.
Se trata de un Boeing 757-256 que contará con "un dormitorio, una sala de reuniones y 39 plazas".
Este año ya demandó fondos por casi US$ 500 millones, lejos del récord de 2013, con Cristina Kirchner, cuando se destinaron US$ 900 millones, pero por encima de las transferencias que hizo Mauricio Macri.