Junto a su familia, compañeros y vecinos sostiene un merendero y comedor en su casa de Fiorito, «la ciudad de Maradona», dice con orgullo. Milita en La Cámpora y dice que el sábado fueron reprimidos y sintió mucho miedo, pero que volvería a ir una y mil veces. «¿Cómo no vamos a ir a acompañar y proteger a Cristina, si ella nunca se dobló ni bajó los brazos?», pregunta.