Monzó con Frigerio
Para desactivar el voto antiperonista, Massa lanzó un operativo de tres fases. El primero fue bajar a Leandro Santoro del ballotage porteño para desalentar a Jorge Macri a movilizar al PRO el 19 de noviembre y al mismo tiempo a evitar una negociación entre el candidato del PRO y los liberales. El jefe de gobierno electo aún esquiva pronunciarse a favor de Milei, una situación que hubiera sido diferente si debía ir a pescar los votos de Ramiro Marra en la segunda vuelta porteña.
En segundo lugar, Massa lanzó el operativo de seducción de la UCR, cuyos dirigentes rechazan públicamente a Milei. El propio Macri, para minimizar a los radicales, dice que juntan el 6% de los votos. Curiosamente es un porcentaje que puede ser clave para impedir que Milei -que sacó menos de 30% en las generales- sume los 15 puntos que necesita para ser competitivo. Massa sólo necesita 8 puntos para estar en ese nivel de 45% de los votos positivos, lo que creen que puede ser decisivo. Como en el ballotage no se cuentan los votos en blanco, un caudal que en las generales es del 45% puede representar más del 50% en el ballotage.
Por eso cada voto radical que no va a votar o vota en blanco, es un voto menos para Milei. Si además migra a Massa, es un doble golpe para el libertario, un traspié matemático que sólo sucede en un mano a mano como este.
El operativo de Massa no sólo se basa en loas a Alfonsín como las que hizo en las últimas horas. El ministro trabaja para que los gobernadores de Juntos por el Cambio sigan en la neutralidad, como hasta ahora. Ni siquiera los gobernadores electos por el PRO se pronunciaron por uno u otro candidato. Para eso lo estaría ayudando Emilio Monzó, de buen diálogo con Massa. La mano derecha de Monzó, Nicolás Massot, incluso dijo que ni había que ser neutral y votar a favor del candidato peronista.
Para esta campaña Massa consiguió aliados inesperados que están referenciados en el antiperonismo y logró que se convirtieran en voceros del voto en blanco.
El periodista Jorge Lanata, cuyo público es antiperonista acérrimo, sugirió que votará en blanco y hasta en la entrevista que le hizo a Macro el domingo dijo que no hay sólo dos opciones en el ballotage sino tres.
Elisa Carrió, enemiga del PJ si las hay, anunció que no irá a votar en el ballotage. "Me cansó moralmente la sociedad", dijo Lilita. El ex ministro de Cultura, Pablo Avelluto, asesor estrecho de Macri durante la última década, también dijo que no votará a Milei.
Massa también tiene en Córdoba, que concentra el 8% del padrón, una parada brava por el voto antikirchnerista que convirtió a Macri en presidente en 2015. En el massismo aseguran que si consiguen que Milei no supere el 70% como hizo Macri aquel año, les alcanzará para ganar. Para eso, Massa está tratando de que todo el peronismo rodee al gobernador Juan Schiaretti y a su sucesor Martín Llaryora y conseguir, en un operativo de abajo hacia arriba impulsado por intendentes y legisladores, que lo voten a él o voten en blanco.
En tercer lugar, Massa busca desalentar la participación masiva. En la segunda ronda un empadronado que no va a votar vale lo mismo que alguien que vota en blanco porque achica el universo por el que se divide el porcentaje de cada candidato. Por eso Massa logró que el gobierno confirmara el feriado del lunes siguiente al ballotage.
"Que se vayan a Punta del Este o el country, que aprovechen y disfruten el finde", dijo con sarcasmo a LPO un importante funcionario del Gobierno. "Si quieren votar, cambiarán el paquete, irán en diciembre, que también pueden usar el Previaje", dijo Massa con picardía.
Advertido de esa situación, Milei dijo en la noche del domingo en LN+ que quienes se van de viaje y no van a votar, "después no lloren".