En el barrio donde vivió con su esposa y sus siete hijos lo recuerdan como «buen vecino», pero advierten que luego mostró que estaba “lleno de demonios”. El hijo con problemas mentales que escondía y cuyo cuidado fue confiado a las monjas francesas Duquet y Domon. La internación del chico en la Colonia Montes de Oca y su fallecimiento, todo bajo estricto secreto. La militancia católica y su negativa a interceder por exvecinos y compañeros de grupos religiosos que estaban desaparecidos.