De exPresidentes a Presidentes: El llamado histórico para la reconstrucción de la Unasur

Dicen que la carta estaba lista el 30 de octubre cuando Lula Da Silva ganaba el acceso al Planalto. No es un dato menor. Aún faltaban las firmas que se cerraron estos días. Son siete expresidentes de la región, de signos políticos diversos como el esquema de alianzas del petista, acompañados de excancilleres, exministros, ex y actuales legisladores, que enviaron finalmente la carta a los doce presidentes que dirigen los países que formaron parte de la Unasur.

“A partir de enero del 2023 –dijeron-- tendremos en todos los países más grandes, sin ninguna excepción, gobiernos partidarios de retomar y fortalecer los procesos de integración. Es una oportunidad que no se puede dejar pasar. Juntos podemos hacer oír nuestra voz. Divididos nos invisibilizamos y no somos escuchados”.

La carta es el primer movimiento público de una campaña que empezó a trabajarse hace algunos meses para buscar consensos en el rearmado de la Unión de Naciones Sudamericanas. La organización nacida del vínculo político entre los líderes progresistas de la región en 2008, que alcanzó en tiempo récord de tres años estatus constitucional en los doce países miembro, entre 2018 y 2020 se transformó en una cáscara vacía con la renuncia masiva y el boicot de siete de sus doce integrantes con giro a la derecha de la región. Hoy, los firmantes le reclaman a los presidentes la urgente necesidad de restituirla para unificar al sur del conteninente en un bloque.

La mira está puesta en el 1 de enero, cuando Lula asuma la presidencia de Brasil. Para los brasileros, la dimensión sudamericana es clave. Lula hizo del rearmado del Unasur uno de sus compromisos de campaña. De su impulso, sobre todo de su impulso, dependerá gran parte de esa pelea.

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¿Qué dice la carta?

La carta tiene de base en un largo trabajo de investigación sobre la historia del Unasur en el que se trabajó durante seis meses; tiene entre sus impulsores al chileno Carlos Ominami; un texto consensuado a varias manos y entre las firmas está el excanciller Celso Amorín y Dilma Rouseff, cercanos a Lula. Detrás de las firmas de los presidentes aparece la idea de bregar por consensos amplios: por Chile, Michele Bachelette y Ricardo Lagos; por Colombia, Ernesto Samper; Eduardo Duhalde por Argentina; Rafael Correa por Ecuador enfrentado a Guillermo Lasso y José Mujica por Uruguay.

“Estimado presidente”, comienza: “Somos un grupo de expresidentes, cancilleres, ministros, parlamentarios e intelectuales sudamericanos que buscamos aportar a los desafíos del tiempo presente. Nos anima la necesidad de dejar atrás una historia de sueños rotos, promesas incumplidas y oportunidades perdidas”. Una pandemia que azota al mundo por casi tres años, la guerra de Rusia con Ucrania y la agudización de la disputa entre China y los Estados Unidos han creado un nuevo escenario internacional, dicen. La globalización está en cuestión como las viejas formas de integración  asimétrica, en “una especie de caos global en el cual asoma incluso el riesgo de una tragedia producida por el armamento nuclear. Se requiere una intervención urgente de los organismos multilaterales los que hoy día están desgraciadamente debilitados y son a menudo impotentes”.

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La soberanía sanitaria, alimentaria o energética, la crisis europea y América del sur como una región marginal e irrelevante, "la más golpeada por la pandemia y la crisis económica y social que siguió" son parte de un panorama donde, priman, dicen, “la fragilidad de las estructuras productivas” y atención: “el debilitamiento de las instituciones democráticas y la fragmentación política que impide levantar una voz común frente a los asuntos globales”.

El documento expone, además, un balance de los logros de la Unasur y autocrítica. “Durante sus siete años de funcionamiento (…) son especialmente valorados sus esfuerzos en materia de manejo de crisis político-institucionales y destaca el funcionamiento del Consejo de Defensa”. En la zona de críticas, marcan la ausencia de la dimensión económica, comercial y productiva y la polarización: “El abuso del veto implícito en la regla del consenso en los procesos de toma de decisión, incluso para el nombramiento del secretario general, facilitaron la paralización y el intento por sustituirla por el llamado Foro para El Progreso de América del Sur (PROSUR) en el 2019” que no pasó “de ser un emprendimiento precario”, con “nulas capacidades operativas” convertida en institución fantasma.

La apuesta programática

Finalmente construyen una apuesta programática: pluralismo ideológico con mirada a la Unión Europea y una agenda que abarca la soberanía estratégica en materia sanitaria para producción, compra de vacunas e insumos; acuerdos ferroviarios y de energía y recuperación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), entre otros. Allí entra además, algo que no dice la carta pero está en análisis: una monda común, que no es moneda única, según explicaron sus mentores.

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Pero todo esto no es un sueño: la carta también señala un camino legal para la puesta al día. 2 de los 7 países que se fueron de la Unasur podrían reincorporarse rápido: Brasil y Argentina. Jair Bolsonaro renunció vía DNU que no fue refrendado por el parlamento; Mauricio Macri ni siquiera firmó un decreto, renunció a través de una carta. Por eso, ni Lula da Silva ni Alberto Fernández necesitarían ahora más que la decisión política para reintegrarlo. En el caso de Lula, se lo da casi por descontado. Y si Lula avanza, dicen quienes estuvieron con el armado, podría hacerlo también Alberto Fernández.

Esa es la apuesta para enero. Con Fernández antes de la campaña. Y Lula en transición, con escenario interno fragmentado, pero con viento de cola externo que puede darle oxígeno hacia adentro. El resto de los países tienen abierta también una instancia de rediscusión sobre legalidad de las salidas, entre otras el plafón de una presentación que hizo Bolivia en Naciones Unidas luego de la renuncia de Colombia. La carta y el programa no olvidan tampoco a la Celac, territorio de México. Incluye guiños alternativos para un armado cuya palabra clave es amplio.